A partir de este 1 de junio, entra en vigor la veda para el ostión de roca (Crassostrea iridiscens) en las costas del Pacífico mexicano, una medida que permanecerá hasta el 31 de agosto y que afecta desde Sinaloa hasta Chiapas.
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La disposición, que impide la captura y comercialización de esta especie durante tres meses, tiene como objetivo proteger su reproducción natural. La restricción no es nueva: se basa en un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación desde 1994 y respaldada por el Código Penal, que establece penas de cárcel para quienes infrinjan las vedas pesqueras.
Las organizaciones que aún conserven ostión en bodegas o sistemas húmedos deben reportar sus inventarios, de lo contrario, podrían enfrentar consecuencias legales, ya que se consideraría producto obtenido fuera de la ley.
La autoridad federal hizo un llamado a pescadores, cooperativas y comercializadores a respetar el periodo de veda, advirtiendo que su incumplimiento pone en riesgo no solo los ecosistemas marinos, sino también la viabilidad futura de esta actividad económica en las regiones costeras.
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