Emilia Rodríguez es una comerciante de Acapulco que ha dedicado su vida al trabajo incansable para sustentar a su familia. A lo largo de las décadas, ha demostrado una gran capacidad de adaptación, pasando de la venta de comida típica y guisos de temporada a la creación de manualidades. Su historia es un testimonio de resiliencia y esfuerzo constante frente a las cambiantes exigencias del mercado.
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Hace un año, Emilia incursionó en la elaboración artesanal de piñatas, un oficio que, aunque le ha dejado marcas físicas por el uso de silicón caliente, le brinda una profunda satisfacción. A pesar de los retos actuales, como la disminución de ventas en escuelas debido a nuevas normas alimentarias, ella mantiene su negocio con optimismo y dedicación, aprovechando cada temporada para sacar adelante su hogar.
Con cuatro hijos que son su motor principal, Emilia asegura que el trabajo es su forma de vida y no planea detenerse mientras tenga salud. A sus 71 años, cada piñata que fabrica es un símbolo de su amor por los suyos y de una voluntad inquebrantable que inspira a su comunidad, demostrando que la edad no es un impedimento para seguir creando y emprendiendo.
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