La furia del mar se hizo sentir en Playa Revolcadero, en la zona Diamante de Acapulco, donde al menos ocho negocios colapsaron a causa del mar de fondo que golpea con fuerza las costas de Guerrero. Entre los locales dañados se encuentran tres puestos de artesanías del Parián, así como cuatro restaurantes y una marisquería que fueron arrasados por el oleaje nocturno.
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Las estructuras quedaron reducidas a escombros entre arena y restos de mobiliario, mientras los dueños intentaban rescatar lo poco que quedó a la orilla. La situación se complicó aún más con la reciente tormenta tropical Dalila, que dejó estragos en al menos cinco municipios del estado.
En Bonfil, otro destino turístico cercano, también se reportaron pérdidas en los cimientos y estructuras de restaurantes, sumando a los estragos del fenómeno marino. En Revolcadero, el oleaje incluso amplió socavones cerca de la desembocadura de la laguna Negra de Puerto Marqués, elevando el nivel de riesgo en la zona.
Los propietarios, trabajadores y familias afectadas enfrentan ahora la difícil tarea de reconstruir justo al inicio de la temporada de lluvias, una época en la que el turismo también se ve mermado por fenómenos naturales recurrentes. Aunque la naturaleza no da tregua, los trabajadores del mar y la arena mantienen la esperanza de volver a levantar lo que el oleaje destruyó en cuestión de horas.
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