Cuando el cielo está gris y la lluvia no da tregua, secar la ropa se convierte en todo un desafío. La alta humedad retrasa el proceso, lo que favorece el desarrollo de bacterias y hongos que causan ese característico y desagradable olor a humedad.
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¿Llueve y no puedes tender afuera? Así evitas el olor a humedad en tu ropa
1. Elimina el exceso de agua desde el inicio.
Procura que tu ropa salga lo más seca posible del lavado. Utiliza el centrifugado más eficiente o exprímela bien si no cuentas con lavadora. Menos agua significa menos tiempo de secado y menos oportunidades para que se generen malos olores.
2. Elige áreas bien ventiladas.
Aunque no haya sol, ubica tu tendedero en un lugar con buena circulación de aire: cerca de una ventana abierta o en un espacio donde el aire fluya naturalmente. Ese “viento invisible” puede hacer una gran diferencia.
3. Deja espacio entre las prendas.
Evita colgar la ropa demasiado junta. Al dejar una separación, el aire circula mejor entre las prendas, acelerando el secado y evitando la acumulación de humedad.
4. Apóyate en ventiladores o secadores (con precaución).
Cuando no tengas buena ventilación natural, puedes usar un ventilador o un secador de pelo a baja temperatura (manteniéndolo a una distancia segura) para mover el aire alrededor de la ropa y ayudar a que se seque más rápido.
5. Usa desecantes caseros.
Colocar un recipiente con sal gruesa o bicarbonato cerca del tendedero ayuda a absorber la humedad ambiental. Esto evita que el espacio se sature de vapor y, por tanto, reduce la posibilidad de que la ropa adquiera olor a encierro
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