Durante mucho tiempo, el cáncer ha sido considerado una enfermedad propia de adultos mayores. Sin embargo, investigaciones recientes advierten que esto está cambiando.
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Un reciente estudio publicado en Nature Medicine revela que el cáncer gástrico podría convertirse en uno de los principales riesgos de salud para las generaciones nacidas entre 2008 y 2017, especialmente en países donde los programas de prevención aún son limitados, como México.
Una proyección verdaderamente alarmante
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) estima que en las próximas décadas podrían diagnosticarse más de 15 millones de casos de cáncer estomacal entre personas jóvenes. Si no se implementan acciones preventivas de forma urgente, esta cifra podría convertirse en un problema de salud pública global.
La bacteria que está detrás del riesgo.
Hasta un 76 % de los casos de cáncer gástrico se vinculan a una infección persistente por Helicobacter pylori, una bacteria común en el sistema digestivo. Aunque su presencia puede pasar desapercibida por años, a largo plazo se relaciona con gastritis, úlceras y, en algunos casos, con el desarrollo de tumores en el estómago.
La buena noticia es que este tipo de cáncer es prevenible. Detectar y tratar a tiempo la infección con antibióticos adecuados y medicamentos para reducir la acidez estomacal puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar complicaciones.
Falta de prevención: El verdadero problema
Pese a que el diagnóstico es relativamente sencillo, la mayoría de los países carece de programas sistemáticos para identificar esta bacteria en la población general. México, en particular, enfrenta el reto de generar políticas de salud pública que permitan identificar y tratar oportunamente a personas con riesgo elevado.
Estas son las recomendaciones clave de expertos:
- Buscar la bacteria a tiempo: Una prueba médica puede identificar la presencia de H. pylori. Si se detecta, un tratamiento temprano es esencial.
- Diseñar estrategias nacionales: Es urgente establecer programas de salud que incluyan la detección temprana y el tratamiento de infecciones gastrointestinales.
- Educar a la población joven: Difundir información sobre síntomas como ardor, dolor abdominal frecuente, pérdida de apetito o peso sin causa aparente puede hacer la diferencia en un diagnóstico precoz.
El cáncer de estómago se perfila como un riesgo serio para las nuevas generaciones, pero no es una batalla perdida. La ciencia ya ha identificado su causa principal y existen tratamientos efectivos. El siguiente paso es garantizar el acceso a diagnóstico y tratamiento oportuno, especialmente en países donde el sistema de salud aún no lo prioriza. El tiempo de actuar es ahora.
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