El alma de la música callejera: Los organilleros llevan su tradición al corazón de Acapulco
La tradición de los organilleros ha llegado a Acapulco. Su música, un eco de la historia, ya resuena en las calles del puerto. Conoce a los guardianes de esta melodía que se resiste a morir.
La historia musical de México ha cobrado vida en las calles de Acapulco. Con sus distintivos uniformes y el sonido nostálgico de sus melodías, los organilleros, una tradición que se remonta al Porfiriato, han llegado al puerto para deleitar a turistas y locales, resistiéndose a desaparecer del paisaje urbano.
Uno de ellos es Joel Alfonso, quien con más de 10 años en el oficio continúa un legado familiar. Joel explica que el organillo, o cilindro, es un aparato a base de aire que funciona con una manivela, y cada uno tiene un repertorio limitado de solo ocho canciones. El trabajo no es sencillo; cada cilindro pesa cerca de 50 kilogramos y es cargado bajo el sol por largas jornadas, un esfuerzo que, según Joel, vale la pena por el aprecio de la gente.
A pesar de los desafíos, la tradición musical de los organilleros se mantiene firme. Joel lamenta que de los casi 100 aparatos que solían existir, hoy solo queden alrededor de 40. Sin embargo, hay esperanza para el futuro: existe un proyecto para que este arte sea declarado patrimonio cultural, lo que garantizaría la preservación de su música y su historia en las calles de México.