Un estudio recién publicado en “Environmental Science & Technology” ha demostrado una realidad inquietante, mojarte en la lluvia ya no es seguro debido a que el agua de lluvia está contaminada en todas partes del mundo. Dicha investigación destaca que los niveles de las diversas sustancias químicas, algunas conocidas como PFAS (perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), se encuentran adheridas al ambiente y por ende al agua de la lluvia, haciendo que se superen los límites de seguridad establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y la Unión Europea.
¿Qué son los PFAS?
Las PFAS son compuestos químicos utilizados en numerosos productos de consumo debido a su resistencia a la degradación. Este estudio global, realizado durante la última década, ha detectado niveles alarmantes de cuatro tipos de PFAS—PFOS, PFOA, PFHxS y PFNA—en diversos entornos, incluyendo agua de lluvia, suelos y aguas superficiales. Los datos sugieren que estos contaminantes se han propagado de manera tan extensa que su eliminación parece prácticamente imposible.
La preocupación principal radica en los efectos potencialmente tóxicos de las PFAS en la salud humana. Estos compuestos se han asociado con diversos problemas de salud, como cáncer de riñón y testículos, alteraciones en el sistema reproductor y disruptores endocrinos que pueden afectar el desarrollo y el equilibrio hormonal. Además, al igual que los microplásticos, los efectos a largo plazo de las PFAS en la salud humana aún no están completamente comprendidos.
El estudio destaca que, incluso en regiones remotas como la meseta tibetana, los niveles de algunas de estas sustancias superan las pautas de seguridad en 14 veces. Ian Cousins, autor principal del estudio, señala que, de acuerdo con las últimas directrices para el PFOA, el agua de lluvia en cualquier lugar del mundo sería considerada insegura para el consumo. Esto es preocupante porque, aunque no es común beber agua de lluvia en áreas industrializadas, muchas comunidades dependen de ella para su suministro de agua potable.
Los investigadores concluyen que es crucial restringir de inmediato el uso y las emisiones de PFAS para abordar esta creciente crisis ambiental.
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