Durante mucho tiempo se creyó que el corazón adulto tenía una capacidad casi nula de regenerarse tras un daño grave, como el que causa un infarto o una insuficiencia cardiaca. Sin embargo, nuevas investigaciones comienzan a mostrar un panorama diferente: el músculo cardíaco podría tener un “interruptor” interno que permite la reparación.
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¿Qué se ha encontrado en los estudios realizados?
- En pacientes con insuficiencia cardíaca grave, el uso de un dispositivo de asistencia ventricular incrementó la formación de nuevas células del corazón hasta seis veces en comparación con corazones sanos.
- Científicos identificaron el gen CCNA2, que permite que células musculares del corazón adulto comiencen a multiplicarse, abriendo la puerta a la reparación del órgano.
- Además, ciertas moléculas de ARN circular en macrófagos ayudan a mantener la reparación tras un infarto, reduciendo el daño y favoreciendo la recuperación cardíaca.

¿Por qué es importante este hallazgo?
Porque si bien aún no existe una terapia aprobada que permita regenerar el corazón por completo, estos descubrimientos ofrecen una esperanza real para tratamientos futuros que vayan más allá de los cuidados paliativos o los dispositivos mecánicos. En lugar de simplemente ayudar al corazón a “funcionar lo mejor que pueda”, se busca repararlo, devolverle tejido funcional y reducir complicaciones a largo plazo.
¿Cuándo podría aplicarse en pacientes? Aunque la ciencia avanza rápido, aún hay etapas que superar:
- Es necesario entender a fondo cómo funciona el mecanismo de regeneración y por qué se presenta en algunos casos y no en otros.
- Posteriormente, se realizan ensayos clínicos en humanos para confirmar su seguridad y eficacia.
Finalmente, se obtiene la aprobación oficial y se implementa en la práctica clínica.
Así que, aunque no es “una cura ya lista”, estamos más cerca de un futuro en el que un corazón dañado puede tener más que esperanza: una segunda oportunidad.









