Cada 15 de septiembre los corazones se llenan de emoción: se engalanan las calles, se preparan tamales, pozole, papel picado, música mexicana y ese grito que se corea con pasión. Pero entre tanta celebración, hay costumbres que repiten año tras año, aun sabiendo que pueden traer consecuencias incómodas. Aquí algunas de esas cosas que muchos hacemos… pero que tal vez sería mejor evitar.
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1. Comer sin medida.
La mesa festiva se convierte en un festín: tortas, pambazos, tamales, sopes, tostadas, platillos con chile, dulces… empieza uno pensando “una probadita” y termina uno comiéndose de todo hasta sentirse pesado. La tradición está bien, pero excederse puede provocar malestar estomacal, acidez o un antojo de dieta al día siguiente.
2. Mezclar tragos peligrosamente.
Entre los brindis no faltan tequila, mezcal, cerveza, margaritas… hay quienes cambian de bebida varias veces, creyendo que “algo aguantarán”. El resultado suele ser dolor de cabeza, mareo, resaca fuerte. Una regla simple: mejor apegarse a una o dos bebidas, beber agua entre ellas.
3. Bailar sin pensar en dónde.
La música mexicana no espera: suena fuerte, invita a moverse… y muchas veces improvisamos pista de baile donde no se debe: la sala, el balcón, una mesa. Lo que empieza como diversión puede terminar en una caída que pase a video viral.
4. Usar pirotecnia sin precaución.
Los fuegos artificiales dan ambiente, pero cuando se prenden sin supervisión o seguridad, cohetes en espacios cerrados, bengalas sujetas de cualquier manera los accidentes están a la vuelta de la esquina. Fiestas familiares han sido escenario de quemaduras o sustos.
5. Pensar que lo que haces queda solo en la intimidad.
Con cámaras por todos lados, sobre todo en celulares, lo que haces en la noche del Grito puede terminar en redes sociales al instante. Gritos desafinados, bailes repentinos, resbalones, bromas… todo se graba. Si algo no te gustaría que se comparta, quizá es mejor no hacerlo.
6. Hacer promesas imposibles bajo la euforia patriótica.
“Voy a levantarme temprano para ir al desfile”, “ya no vuelvo a beber”, “mañana empiezo la dieta”… suenan bien en medio de la emoción, pero casi siempre se quedan en palabras. Al día siguiente, el sueño, la resaca y el antojo suelen ganar.
7. Despertar al vecindario con el “grito” a deshora.
Una tradición muy mexicana es el grito fuerte, el canto de “¡Viva México!” con todo el entusiasmo… a veces pasado de hora o invadiendo el sueño de quienes no participan. Lo que para unos es festejo, para otros puede ser interrupción del descanso.
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