¿Se acerca el fin de las memorias USB? ¿Es a caso la revolución silenciosa del almacenamiento digital?
Durante décadas, los dispositivos de almacenamiento tipo USB fueron los reyes del “llevar tus archivos contigo”. Desde el trabajo universitario hasta esa foto familiar que queríamos transportar a otro equipo: bastaba con insertar un pendrive y listo.
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Pero en estos días algo muy distinto sucede: la llamada memoria USB parece estar perdiendo terreno frente a nuevas formas más rápidas, más seguras… y mucho más conectadas.

¿Qué está ocurriendo realmente?
- Cambio de hábitos : Los servicios de almacenamiento en la nube (Google Drive, OneDrive, Dropbox, entre otros) han facilitado que guardemos, editemos y compartamos archivos sin necesidad de conectar un dispositivo físico.
- Compatibilidad en declive : Muchos equipos modernos ya no incluyen puertos tradicionales USB‑A el conector al que nuestras memorias estaban acostumbradas y han adoptado el estándar USB‑C o interfaces inalámbricas. Esto hace que esos viejos pendrives sean incómodos o requieran adaptadores extra.
- Exigencias técnicas mayores : Hoy los archivos son más grandes, la velocidad importa, y los respaldos masivos ya no se llevan tan bien con un pequeño flash USB de hace varios años. Los discos SSD portátiles o las soluciones basadas en nube ofrecen transferencias mucho más rápidas y capacidades mucho más amplias.
- Seguridad y fiabilidad : Las memorias USB han sido y siguen siendo vectores de riesgo para malware, robo de datos o fallas físicas. En entornos corporativos o institucionales, su uso ha sido restringido o reemplazado.
¿Entonces desaparecen por completo?
No del todo. Más bien entran en otra categoría. Estas unidades aún tienen uso :
- En lugares con poca conexión a internet, donde la nube no es viable.
- Para instalaciones técnicas, arranque de equipos o mantenimiento donde se requiere bootear desde un dispositivo físico.
- Como respaldo offline para usuarios que prefieren tener sus datos en sus manos.
Por tanto, no estamos ante una desaparición inmediata, sino ante un cambio de rol. La memoria USB deja de ser protagonista para convertirse en herramienta de nicho.

¿Qué hacer si aún usas una memoria USB?
- Evalúa si los archivos que llevas podrían estar más seguros o más accesibles en la nube o en un disco externo moderno.
- Verifica que tu unidad tenga buen estado, velocidad adecuada y respaldo alternativo.
- Considera actualizar a dispositivos con interfaz más moderna (USB‑C, SSD externo) o migrar a servicios digitales para mayor comodidad.
- Guarda tus datos importantes en más de un lugar : la redundancia siempre es buena.
Las memorias USB, aquellas pequeñas llaves que durante años llevamos en el llavero o en la mochila, están viendo cómo su protagonismo se diluye. El entorno digital exige más velocidad, mejor conectividad, mayor seguridad. En ese contexto, la nube, los discos SSD portátiles modernos y los dispositivos con nuevos estándares avanzan.
Lo que antes fue esencial, hoy está trasladándose a un segundo plano. Así, la memoria USB no muere, pero sí se redefine.
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