Hoy en día, usar la tarjeta para pagar es una práctica cotidiana y casi automática. Pero detrás de esta comodidad, hay un mecanismo sutil que hace que el acto de gastar sea mucho menos “doloroso” para nuestro cerebro, y que, sin darnos cuenta, nos lleva a abrir la cartera más seguido de lo que quisiéramos.
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El “dolor” de pagar en efectivo vs. tarjeta
Cuando realizamos un pago con dinero físico, nuestro cerebro siente una especie de “dolor” o rechazo ante la pérdida tangible de ese efectivo. Esta sensación funciona como un freno natural para controlar el gasto. Sin embargo, cuando damos uso a una tarjeta, este mecanismo, al no ver el dinero salir de forma tangible, el impacto emocional del gasto disminuye y resulta más fácil comprar sin pensarlo demasiado.

¿Cómo las aplicaciones digitales promueven el consumo?
Las plataformas digitales y apps de pago están diseñadas para que la experiencia de compra sea rápida, sencilla y hasta atractiva. Algunas estrategias que usan son:
- Compras con un solo clic, eliminando los pasos que nos hacen detenernos a pensar.
- Notificaciones constantes sobre descuentos o productos que “quizás te interesen”, que despiertan el impulso de comprar.
- Guardar datos de pago, para que no tengas que ingresar la información cada vez y así evitar el pensamiento consciente antes de pagar.
Estas herramientas hacen que el proceso de compra sea tan sencillo que dificulta pensar antes de gastar.
¿De qué manera afecta esto a nuestros bolsillos?
Aunque el dinero que gastamos parece pequeño cuando se trata de compras rápidas o digitales, con el tiempo estas micro compras pueden acumularse y desequilibrar nuestro presupuesto sin darnos cuenta. Es lo que comúnmente se llama “gasto hormiga”, y es una de las principales razones por las que muchas personas no logran ahorrar.
Estos son algunos consejos para evitar caer en la trampa
- Hacer una revisión regularmente tus movimientos bancarios para detectar que gastos no son esenciales.
- Preferentemente establecerte un límite de gasto o programar alertas en tus apps bancarias para llevar un mejor manejo de cuánto y cuándo gastas.
- Utilizar efectivo como método de pago para compras diarias; esto activa ese “dolor” natural de pagar y de cierta forma te ayuda a controlar mejor tus gastos.
- Procura desactivar los pagos automáticos o las opciones de guardar tarjetas en tus aplicaciones para que tengas que ingresar de manera manual tus datos y así pensar dos veces antes de comprar.

¿Qué lección deja todo esto respecto a las finanzas?
Las tarjetas y las apps nos ofrecen muchas facilidades, pero también usan estrategias para que gastemos más sin darnos cuenta. Ser consciente de cómo funcionan estas herramientas y poner límites claros puede ayudarte a mantener tus finanzas sanas y evitar que el gasto se te salga de las manos.
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