Desde hace más de seis décadas, la Tierra emite un pulso sísmico rítmico que resuena cada 26 segundos. No es algo que sientas al caminar, pero los sismógrafos lo registran como una señal clara, constante y misteriosa que atraviesa continentes y océanos, sin una causa confirmada.
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¿Quién descubrió este curioso pulso de la Tierra?
En 1962, el geólogo Jack Oliver, del Observatorio Geológico Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, fue el primero en notar esta vibración regular en los sismogramas. La bautizó como una “tormenta global de microsismos con un período de unos 26 segundos”. Una frecuencia tan precisa que descartó explicaciones simples como interferencias técnicas o el viento.
¿Dónde y cómo aparece este latido?
El epicentro parece estar en el Golfo de Guinea, frente a África occidental. Allí, las vibraciones ondas Rayleigh, se originan cada 26 segundos y se propagan por todo el planeta. Incluso marinos han reportado oleajes tan inusuales que rompían amarras de barcos en puertos como Tema, Ghana, reforzando la teoría ligada al impacto del océano.

¿Qué misterios revela? Aunque existen varias teorías, ninguna ha logrado convencer por completo:
- Olas oceánicas gigantes chocando contra la plataforma continental, generando un “latido” repetido como si la Tierra fuera un tambor.
- Actividad volcánica submarina o magmática cerca de Santo Tomé; aunque no hay volcanes activos visibles, algunos procesos ocultos podrían estar en juego.
- Flujos de agua en sedimentos presurizados bajo el fondo marino, actuando como una bomba hidráulica de liberación periódica.
¿Qué hay de las nuevas pistas sobre estos latidos del planeta Tierra?
Un estudio de 2006 confirmó que las ondas viajan a una velocidad típica de las Rayleigh (~3.5 km/s) y que la señal se intensifica en invierno del hemisferio sur, lo que sugiere una conexión con condiciones oceánicas.
En 2013, se detectaron dos focos distintos:
Uno cercano a Santo Tomé (posible origen volcánico) y otro vinculado al pulso de 26 segundos, aún sin explicación.
Y en 2023, se identificaron unos extraños “glides”, deslizamientos de frecuencia que acompañan al pulso, sugiriendo un fenómeno aún más complejo.
Preguntas que dan vueltas... como ese pulso
- ¿Es posible que este latido provenga de una fuente oculta y estable como un volcán submarino silencioso?
- ¿Qué mecanismos oceánicos o geológicos podrían generar una frecuencia tan precisa durante décadas?
- ¿Podría haber una fuerza natural que actúa como metrónomo terrestre sin interrupción?
Este pulso sísmico es una misteriosa señal planetaria que desafía nuestra comprensión geológica. Es el recordatorio de que, aunque vivimos en la era del conocimiento, la Tierra aún guarda secretos sorprendentes. Quizás la clave para desbloquearlos esté en el Golfo de Guinea, vibrando cada 26 segundos... silenciosa, constante... insistente.
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